Se debe buscar siempre un entorno a la medida de los clientes que los motive desde antes del comienzo del evento.
Llevamos años en los que el sector MICE se ha convertido en un activo económico para los destinos por encima del sector turístico en muchos de los casos. Esto nos llena, a los organizadores de eventos, la bandeja de entrada en el correo de invitaciones a FamTrips, presentaciones y promociones de nuevas ideas y destinos que se actualizan, para abrirse un hueco en nuestras propuestas.
Pero, ¿cómo elegir el destino adecuado para nuestro Kick Off, convención, reunión o incentivo? ¿Cuáles son los parámetros en los que nos tenemos que fijar para que nuestro evento corporativo sea un éxito, enclavado en el marco adecuado y que genere las reacciones emocionales adecuadas para la consecución de los objetivos de nuestros clientes?
Pues una vez más recurro al savoire faire del Meeting Designer, que aparte del por supuesto conocimiento de la oferta, experiencia, y comprensión de las necesidades del cliente, deberá encontrar ese espacio en el que todo fluya con naturalidad y se genere la atmósfera adecuada para que la experiencia que vivan los participante sea única e irrepetible, de manera que quede grabada en la parte emocional del ser y generemos un recuerdo imborrable.
Un destino apetecible en sí mismo favorece una buena atmósfera y que las relaciones entre los participantes fluyan con naturalidad.
El secreto es hilar el destino, con el venue, la restauración, los contenidos internos del evento, las actividades y generar esa atmósfera única, en la que los participantes se entregan a la experiencia y puedan incorporar conocimientos, relacionarse emocionalmente, y generar relaciones de confianza dentro de la empresa. Eso es lo que le dará a la agencia o al Event Manager la diferenciación con el resto de su competencia en el mercado. Si esto se consigue, la fidelización de su cliente estará más que asegurada.
Actualmente la oferta ha crecido tanto que podemos tender a recargar nuestros eventos con demasiados elementos que encarecen el presupuesto y no compensan con el impacto en el participante. A la hora de comunicar a través de una acción directa, yo siempre sostengo que “menos es más”, y con la utilización de actividades o entretenimiento, hay que ser muy cuidadoso al elegir aquello que esté en línea con la personalidad de la acción y nos ayude a que los mensajes que estamos lanzando se vean reforzados.
Sin embargo, la parte que no entiende de modas ni de ciclos, es la del destino. La del enclave en la que vamos a ubicar nuestra acción.
El sitio tanto si es local, como media o larga distancia, es la primera información que los participantes recibirán, y su atractivo ya generará de entrada una predisposición emocional. Un destino apetecible en sí mismo favorece una buena atmósfera y que las relaciones entre los participantes fluyan con naturalidad.